Si cierras los ojos durante unos instantes, seguramente podrás recuperar recuerdos del pasado lejano. Por ejemplo, aromas de la comida casera, las peleas y los juegos en el parque, el amor de la adolescencia, la ilusión de la Noche de Reyes.
Poder recordar es un privilegio, pues significa que hemos vivido. Sin embargo, los beneficios de nuestros recuerdos van más allá de lo simple:
- Recrearse en los recuerdos ayuda a serenar el estado de ánimo.
- Recordar eleva nuestra autoestima.
- Recordar nos ayuda a fortalecer nuestras relaciones interpersonales.
- Rememorar momentos, ideas y emociones ayuda a mantener en forma nuestra mente.
Es decir, la capacidad de recordar es una fuente de equilibrio y de bienestar psíquico. Volver a sentir intensa y vívidamente es una manera de cuidar nuestro bienestar emocional.
Como es lógico, nuestros recuerdos no siempre son bellos y felices. Por el contrario, muchos nos entristecen. Sabiendo esto, deberíamos procurar exprimir al máximo nuestra vida para conseguir inundar nuestra mente de recuerdos positivos. Lo malos momentos vienen solos, así que hay que salir a buscar los buenos.
Fuente original: https://mejorconsalud.com/no-entendemos-el-valor-de-los-momentos-hasta-que-se-han-convertido-en-recuerdos/