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Sostenible hasta la muerte: ataúdes hechos de hongos que se degradan en 45 días

PorVitalbook

Jul 1, 2023

La revolución verde es algo que ha llegado para quedarse. Afecta a todos los sectores, incluso a los más insospechados, como el de las funerarias. Desde hace un tiempo, es conocida la existencia de ataúdes ecológicos de cartón -que se usan tanto para entierros como para cremaciones- que resultan mucho más respetuosos con el medio ambiente al ser menos contaminantes tanto para el suelo como para el aire. Pero la industria no deja de innovar y de ir más allá, hasta el punto que una empresa de los Países Bajos ofrece unos féretros hechos a base de hongos. Para ser precisos, más que fabricarlos, estos ataúdes se “cultivan” mezclando la estructura de la raíz de los hongos (micelio) junto con fibra de cáñamo reciclada.

Responsables de la compañía, de nombre Loop Biotech, explican a La Vanguardia que “el producto se descompone en las condiciones adecuadas en 45 días”, siendo también más rápida la descomposición del cuerpo del difunto. “Tarda dos o tres años, mucho menos de lo que sucede con los ataúdes convencionales, donde puede llevar entre 10 y 20 años”, esgrime Bob Hendrikx, fundador de la empresa.

Asegura que se trata “del primer ataúd viviente del mundo que enriquece la naturaleza biodegradándose en solo 45 días y devolviendo los nutrientes humanos de la manera más natural”. Actualmente, la empresa tiene capacidad para fabricar 500 ataúdes o urnas (también biodegradables) al mes. Cada uno de ellos pesa cerca de 30 kilos y es capaz de soportar hasta 200 kg.

El producto, que tiene un coste de 995 euros (un ataúd convencional cuenta con un precio medio de unos 1.200 euros, según un estudio de la OCU) “es legal para entierros tradicionales, cremación y entierros naturales”, subraya Hendrikx, de 29 años. Efectivamente, es ideal para los llamados entierros naturales o verdes, donde los cuerpos son sepultados a menos de un metro de profundidad para facilitar su descomposición en un féretro completamente biodegradable, como es este ataúd hecho a base de hongos.

Los cementerios que acogen este tipo de sepulturas -llamados también naturales o verdes- no abundan en España, un país donde Loop Biotech admite que no ha facturado ningún pedido todavía. Sus clientes se concentran más en lugares como Bélgica, Alemania, Países Bajos, Reino Unido o Australia, territorios donde está más presente este tipo de recinto y de nueva cultura funeraria.

No obstante, en España es posible encontrar alguno. Sin ir más lejos, en la sierra de Collserola (Barcelona), concretamente en el término municipal de El Papiol. Ahí queda ubicado el cementerio comarcal Roques Blanques, que gestiona el grupo funerario Áltima. Su consejero delegado, Joan Ventura, esgrime que estos ataúdes biodegradables no están muy aceptados todavía. “Tampoco en los Países Bajos”, asevera. A las familias –relata- “no les gusta la idea de que los cuerpos de sus difuntos se degraden”: “Tienen reticencias. Se necesita tiempo”.

Ellos usan, explica, ataúdes ecológicos, “es decir, de madera de tala controlada, que no lleven barnices ni elementos químicos que a la hora de incinerar o enterrar puedan contaminar”.

No es de la misma opinión Javier Ferrándiz, fundador de RestGreen, una empresa española con sede en Madrid que desde hace años fabrica féretros de cartón biodegradable. “Desde que nosotros aparecimos no hemos parado de recibir e-mails de familias que quieren el féretro”. El problema, arguye, es que el sector “no tiene muchas ganas” de verles en el mercado. ¿La razón? El precio de sus ataúdes, asevera: 350 euros.

En España

Alto porcentaje de incineraciones

Aunque sus féretros están pensados para degradarse bajo tierra, dice que se usan mucho para cremaciones- “en España, un porcentaje alto de entierros, mucho mayor del 50%, corresponde ya a incineraciones”, arguye- porque el residuo que generan “es casi cero”: “Somos los más ecológicos”.

Se muestra esperanzado en que cristalice en forma de ley el anuncio que hizo meses atrás el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el que expresaba la idea de que los trajes del difunto tendrían que estar hechos de fibras naturales para la incineración y el ataúd de cartón. “En Europa se lleva haciendo desde hace años, y lo que estamos esperando es que aquí cambie la ley, que seamos un poco más ecológicos”.

Según Joan Ventura, del grupo Áltima

Un entierro verde tiene un coste “similar” al de uno convencional

Más allá de ataúdes ecológicos o biodegradables, lo que sí utiliza el grupo Áltima son urnas para las cenizas que se degradan y que están hechas de arcilla. Ventura explica que hace 15 años decidieron empezar a enterrarlas al pie de los árboles y que “fue un éxito rotundo”. Reconoce que aunque esta fórmula no existía en España, en otros países -como los nórdicos o los anglosajones (Estados Unidos y Canadá)- sí la ponían en práctica. Asegura que desde entonces han plantado 3.000 árboles autóctonos en los que ubican tanto sepulturas individuales como familiares, con capacidad para cuatro o cinco urnas.

Hendrikx también se muestra muy favorable a enterrar la urna a pie de un árbol joven que justo empieza a crecer. Y lo defiende desde un punto de vista más filosófico. «En lugar de morimos, terminar en el suelo y ya está, ahora hay una nueva historia. Podemos enriquecer la vida después de la muerte y continuar prosperando como una nueva planta o árbol».

Un entierro verde –sostiene Joan Ventura- tiene un coste “similar” al de uno convencional, que puede superar los 3.700 euros (algo menos si se opta por la incineración), según el estudio de la OCU. “Sí, estaríamos hablando de esas cifras”, concluye.

Fuente original: https://www.lavanguardia.com/vida/20230527/8996405/sostenible-muerte-ataudes-hechos-hongos-degradan-45-dias.html

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